Lo Que Nos Dejaron

Classic vintage film camera with leather case on a white background, emphasizing nostalgia and photography history.

Nos construimos con lo que nos dejaron, con lo que compartieron sin darse cuenta, con lo que nos legaron sin saber su valor.

No recuerdo el momento en el que la pusieron en mis manos. Ignoro si el papel que la envolvía era de color o si tenía un lazo como adorno. Tampoco la expresión de mi cara cuando lo abrí. Desconozco si traía un manual de instrucciones, si alguna vez lo leí o ignoré la letra pequeña.

Lo cierto es que, día tras día, sigue aquí, conmigo. Hay instantes en los que me acuerdo de que está y otros en los que me la tienen que recordar. Supongo que las prisas, la rutina o cualquier motivo que me quiera inventar hace que me olvide de ella y que, en ocasiones, no la valore como debería.

Eso sí, nunca la pierdo de vista. Puede que esté inmersa en mil cosas, pero ella está ahí, entre esas mil otras. A veces la lleno de risas y abrazos, la sorprendo cuando hago algo que no espera. En otras, es ella quien me pilla a mí, de manera inesperada. En ocasiones, sus sorpresas son agradables; otras, sin embargo, me empuja al borde de un precipicio.

Y no la comprendo. Por mucho que lo intente. Es como si tuviera unas reglas que no me han explicado. Supongo que, al principio, mi inocencia hizo que no me diera cuenta. Pero con el paso del tiempo y tras varias caídas al vacío, mis ojos han comenzado a ver esa otra cara que me hace dudar de ella y que lleva en su frente escrita la palabra injusticia.

No me advirtieron que, en cualquier momento, sin previo anuncio ni despedida, nos puede ser arrebatada, cuando menos lo esperamos, dejando un vacío imposible de llenar y una maraña de preguntas sin respuesta. Y un dolor del que aún no hay cura.

Quizás esa sea la verdadera lección: que este regalo no nos pertenece del todo, que su permanencia es incierta y que su verdadero valor está en lo que hacemos con él mientras lo tenemos en nuestras manos. ¿Acaso venía con una tarjeta escrita a mi nombre? Tampoco lo recuerdo.

Lo entregamos en fragmentos a los nuestros, a los que nos rodean. En palabras, en gestos, en momentos que compartimos…Y cuando alguno se va, deja una parte de su regalo con nosotros, como una herencia invisible. Sus consejos, sus costumbres, alguna conversación… todo permanece de alguna manera.

Puede que esa sea la esencia de esta vida, esa que dicen que es un regalo: no poseerla, sino vivirla y compartirla. Porque en el fondo, no somos dueños de ella. Supongo que así seguimos adelante, llevando con nosotros los fragmentos de los que ya no están. Nos construimos con lo que nos dejaron, con lo que compartieron sin darse cuenta, con lo que nos legaron sin saber su valor.

 

Y así, de alguna forma, ellos siguen vivos en nosotros.

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